domingo, 21 de octubre de 2012

Día 3 -Parte I: Llegada a MARAKECH


Hay noches que uno está empeñado en se va a quedar dormido y pasa toda la noche con un estrés subconsciente. Anoche fue una de esas noches para mí. El despertador estaba puesto a las 5.15… pero yo me desperté un montón de veces: a las 230, a las 4, a las 5…. Todas jurando que se me había pasado el despertador.  A las 5:10 empezó la llamada a rezar y por fin decidí que ya esta vez sí era hora de despertarme… Rapidito terminamos de recoger todo y salimos pirados a la parada del l bus que salía (y que) a las 6am.

Decidimos probar la otra línea de autobuses, que estaba más recomendada, y que además nos quedaba a un pasó del Riad. Se llaman Supratours, y eran mas cómodos (aunque el espacio de las piernas era más pequeño),y… pues no tenía la decoración de chicles viejos que tenía el bus de CTM, ni tampoco la misma cantidad de moscas en la parada. Gracias a unos maravillosos reposa cabeza y a que no hizo parada intermedia, me dio la sensación de que luego de que salimos de Essauira me dormí como 15 minutos… y ya estábamos en la estación de Marrakech!

Como era nuestro plan, decidimos aventurarnos y caminar no sólo hasta la medina (ahorrándonos en taxi y conociendo la ciudad), sino hasta nuestro Riad. Además decidimos caminar sin pedir ayuda (o mejor dicho sin pagar ayuda). Dos días en Marruecos nos hicieron creer que viendo mucho el mapa y tratando de ser fieles a nuestras brújulas internas podíamos llegar a una dirección que no sale ni en google maps.

Caminamos por la nouvelle ville hasta la entrada de la medina sin ningún rollo… eso era como la mitad del camino. Luego entramos a la medina por la puerta más cercana que casualmente también era Bab Doukkala (Doukkala es una ciudad marroquí).

Por este lado la medina parece como un barrio venezolano, pero con mucha actividad comercial, callecitas enrevesadas, algunas techadas y otras no, con motos bicis, carruajes de burros, y carruajes de caballos (en Marrakesh si hay algunas pocas calles donde pueden entrar carros). Hay gente yendo y viniendo, algunos caminando rápido, otros más viejitos cojeando y caminando lentico. Hay niñitos jugando y sobre todo muchas personas queriendo hacer de guías y preguntándote para dónde vas y convenciéndote de que necesitas ir con ellos a algún sitio o comprarles algo.

Teníamos un aproximado en el mapa de dónde era… pero el rollo es que las calles son caminitos irregulares, no van ni remotamente en línea recta y  sólo algunas poquitas dicen los nombres. Lo peor es que si te pones a pedir direcciones, en vez de responderte “por aquí” o “por allá”, insisten en llevarte y cobrarte por la ayudita. No era por no pagar, sino que de verdad queríamos hacer el intento. Aunque es una lástima que sea un compromiso de dar plata cada vez que uno pregunta algo. ¡Nunca en mi vida había extrañado tener conmigo una brújula como en Marruecos!

En contra de todo pronóstico, luego de sólo habernos echado una mini perdida de como 5 minutos, llegamos al nuestro Riad, que no tenía ni siquiera un letrerito afuera: tuvimos suerte de que cuando ya estábamos muy cerquita (~50m) unos niñitos nos oyeron diciendo el nombre del Riad y la calle, y nos Señalaron el último cruce a un mini callejoncito en donde está el Riad Dar Nouba… 1h30 después, finalmente ¡llegamos!

El hotelito es bello, impresionante como la arquitectura colonial se parece a eso. Es un Riad también, con tres pisos todos centrados en el patio que tiene fuentes, flores  y palmas y  mueblecitos para sentarse. Nuestra habitación está prácticamente en el patio. Todo se ve muy cuidado y limpio… Sigue siendo un shock total entrar por una puerta nula, desde un tierrero en un callejoncito perdido, a un sitio como éste. Contraste total. El encanto marroquí.

Nos abrió el dueño, un chamo marroquí con pinta de sifrino que nos estaba esperando. Se llama Marwen y maneja la posada con su esposa que es una belga a la que vimos muy poco. Inicialmente pensamos que éramos (al igual que en el Riad anterior) los únicos huéspedes, pero había una pareja de españoles que aparecieron después. Este Riad tiene sólo 4 habitaciones. Cada una decorada de manera diferente y al igual que el Riad anterior, con un esmero máximo. La nuestra se llama “Telouet”, como la ciudad natal de Marwen, y la decoración de este cuarto es toda traída de ese pueblito.








La habitación es perfecta, muy elegante, nada sobrecargada, con todos los detalles súper cuidados. El piso de cemento pulido como rojo viejo, las paredes blancas y los muebles de madera oscura. Las cortinas, la alfombra y las cosas de la cama son blancas, beige claro y con los detalles en rojo sangre. Las flores rosas rojas, los cuadros de cuerditas rojas de diferentes tonos. Las lámparas marroquíes de metal, con diferentes modelos cada una más bella que la otra.  La puerta y las ventanas son gigantes, la puerta en forma árabe, las ventanas coloniales. No hay ni candado para cerrar el cuarto, pero todo está como abierto al patio, debe ser súper seguro porque ellos tienen de todo allí.  En cambio puerta al baño no hay, sólo una cortina de separación. El baño es azul con blanco también muy lindo, con cerámicas que parecen mosaicos. Toda esta posada incluyendo el patio me recuerda demasiado de Cariaprima, quizás por el estilo “colonial”, o quizás por el piso de cemento pulido rojo y la pared blanca… no sé exactamente por qué, pero hay algo que hace que me sienta como en mi casa.

Como el madrugonazo nos dejó bastante cansados no teníamos casi ganas de movernos. Así que después de echarnos un ratito y merendarnos las galleticas y el pan que yo tenía guardado, nos tardamos más de una hora en salir del cuarto. Marwen nos estaba esperando para darnos instrucciones muy detalladas de cómo llegar a la Plaza principal Djemaa el-Fnaa (con planito incorporado), creo que pensaba que no entendíamos mucho inglés, porque nos habló lentico y repitió todo como mil veces. Dijo que era como 12 minutos caminando. Y además dijo que de todas maneras era probable que nos perdiéramos 1 vez, pero sólo una, después ya íbamos a estar ubicados.  En mi mente yo le entendí: “es facilito, sigues todo recto hacia el sur y listo”... jaja, nada más alejado de la realidad.



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1 comentario:

  1. Mencionaste lo de que te sentías como en casa y luego me fijé que el código telefónico de Marruecos es 212 :)

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