sábado, 10 de agosto de 2013

Día 6 - (Lunes 29/07/2013): Costa Nor-Este de la Isla

  
El tema de tener la moto alquilada y tener ganas de recorrer tantos lugares nos dejó exhaustos. Decidimos dormir toda la mañana y saltarnos el desayuno (y desayunarnos el almuerzo). Fue una maravilla dormir más y des-esclavizarnos de los horarios de las comidas. 


El plan de hoy, que es el último día que tenemos las moto es conocer el norte, que en general es más salvaje y árido que el sur. Agarramos un nuevo camino (para no repetir una vez más la misma ruta vía Es Mercadal) y el paseo en fue bien sabroso. 
Un camino menos transitado y despoblado pero a la vez mucho más bonito. Volvimos a poner gasolina en una bomba en la mitad de la nada y nuestra primera parada fue el Faro de Cap  de Cavallería.



Cap de Cavallería es el punto más al norte de la isla, y dicen que el Faro, que es el más antiguo de la isla, fue una bendición porque antes (pre 1800) habían demasiados naufragios en esta zona. El Faro está en el tope de un acantilado, en una península estrechita. Las vistas de los acantilados eran increíbles y como nosotros nos sufrimos de vértigo los dos nos asomamos agachaditos hacía el vacío (de allí al mar habían como 100m). Las paredes estaban llenas de rutas de escalada. Nos encantó ese paseo, las vistas eran alucinantes.







Saliendo de allí paramos en una de las pocas playas de Menorca que permite hacer campings. Tenía un aura hippie y además tenía unos chivos tomando sombra en un lado de la playa.

 

Volvimos a la moto, hacia nuestra siguiente parada: Cala Pregonda. Otra de las playas vírgenes más importantes de la isla. Para llegar allí era necesario llegar a la Cala de Binimel-la y estacionarse allí, y luego caminar unos 20 min, a través del Camino de Cavalls, pasando por otra playita que estaba llena de torrecitas de piedras que hacen las personas que pasan por allí.

Cala Pregonda es una playa grande y en algunas partes tiene demasiadas piedritas para mí gusto. Es una playa roja y tranquila, sin olas y con islitas enfrente.

 Había un gran grupo de jóvenes (alrededor de 16 años) que llegaron allí en bici y parecían tener todas las intenciones del mundo de dormir allí bajo las estrellas.  La playa era muy linda, y el agua estaba rica, pero Fran no se sentía muy bien y decidió no bañarse así que por primera vez en el viaje estuvimos casi todo el tiempo en la arena y aprovechamos de comernos un picnic que nos prepararon para llevar en el hotel: pancitos con queso, tomate y jamón. Estuvo bien rico el picnic. 

Terminando de comer una  pareja que estaba al lado de nosotros nos regaló su sombrilla muy amablemente… tan amablemente que no pudimos decirles que no a pesar de que ni la queríamos ni la necesitábamos (¿Cómo íbamos a cargar una sombrilla en la moto?)… En fin, terminamos regalándola nosotros a su vez a una familia de madrileños que nos dijo que apenas estaba empezando sus vacaciones.







 
Saliendo de allí el sol estaba poniéndose detrás de nosotros, iluminaba el camino con esos rayos del atardecer que embellecen todo. El mismo paseo que hicimos a la ida a plenos sol, se veía mil veces más lindo ahora al atardecer. Fran quería ver al sol antes de que se fuera por completo y tuvimos la suerte de llegar a Fornells justo a tiempo. El sol se ponía detrás del cabo de Cap de Cavallería. Lo vimos desde un mirador y después desde la Torre de Fornells, una torre militar antigua.



Fornells se supone que es un pueblo de pescadores, pero a mí me parece que es más bien un pueblo de veraneo. Las casitas son aquí también todas blancas, pero muy diferentes de los demás pueblos: son como edificios de dos plantas todos pegados unos de otros, la mayoría bordeando una gran bahía que usan como puerto. En el malecón hay innumerables restaurantes y dicen que aquí hacen el plato más típico de Menorca: la famosa caldereta de langosta (que se salía un poco de nuestro presupuesto: pp aprox. 80 Eu).  De toda Menorca éste era el sitio al que hemos ido que ha estado más full. Por primera vez se notaba que estábamos en temporada alta: Todos los lugares para comer o sentarse estaban más que full. Como era ya tarde decidimos meternos en cualquier sitio que pudiéramos, y cenamos en una pizzería bien normalita. Se llamaba Sa Proa. La pizza fue normal, pero Fornells muy bonito, y lo mejor era que esos días eran las fiestas de ese pueblo y había también música en vivo y fuegos artificiales.

La Tramontana son los famosos vientos fríos del norte del mediterráneo. Y habíamos oídos que estos días eran días de tramontana. Cuando estábamos en el camino de regreso hacia el hotel en la moto tuvimos que parar y ponernos toda la ropa que teníamos encima porque nos estábamos congelando -a pesar de estar pegados como unas garrapatas-. Paramos en un sitio dónde no había ni media luz y vimos el cielo más estrellado y precioso que yo había visto en años, con Escorpio y las dos osas brillando intensamente.


Al llegar a Punta Prima era hora de devolver la moto porque se nos acabaron los 3 días de alquiler. Después de recorrer casi 500 Km. la disfrutamos tanto que nos dio mucho dolor tener que dejarla.  Luego,  al llegar al hotel me tuve que bañar en agua hirviendo por un rato hasta que se me quitó el congelamiento. 

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