Hoy además de ser el cumple de mi ahijado, es el último día completo del
viaje. El plan era hacer un paseo en barco (un plan que contratamos desde el
primer día). Tuvimos que echarnos un madrugonazo, ya que a las 7:50am teníamos
que estar desayunados y listos afuera del hotel. Hicimos el trayecto una vez más a Ciutadella, que desde el autobús nos daba unas vistas más elevadas que las vistas de la moto.
Una vez que llegamos y
abordamos el barco -que salía del Puerto Viejo-esperamos casi una hora para que
llegaran los demás pasajeros. El barco que se llamaba Jumbo era grande y tenía
dos pisos, cabían como 150 personas. Por llegar tan temprano coronamos los
primeros asientos de la parte de arriba, con vista hacia la costa. Salimos casi
a las 10am y el paseo era hacia el sur hasta el faro D’Artrux. Al doblar hacia
el este después del faro no nos pegaba el sol en la cara y el paseo se puso
mucho más bonito.
Desde el barco vimos dos cuevas grandes, en las que el capitán del barco muy
hábilmente se metió hasta tan adentro que se podían tocar las paredes. Una era
la cueva del tabaco, que es una cueva doble (en donde dicen que contrabandistas
escondían licores y tabaco), y otra que ellos llamaban la cueva de los deseos (que
supuestamente si tocas la pared de la cueva con la mano derecha se te cumpliría
algún deseo). Yo a pesar de pensar que todo el cuento era para lucir las
habilidades del capitán, toqué la pared y pedí mi deseo como todos los demás.
Hicimos dos paradas. La primera fue en la Cala Son Saura y dos dieron dos
horas para pasear. La cala Son Saura es en realidad dos playas grandes muy cerca la una de la otra, y no se veían tan lindas. Pero si uno caminaba
un rato llegaba a otra de las “joyas” de la isla que se llama la Cala es
Talaier: una playita virgen bastante pequeña pero espectacular.
El paseo en el barco siguió hacia el este hasta que llegamos hasta Cala
Macarella y Cala Macarelleta. Allí dimos media vuelta y en el camino de regreso
paramos por 2 horas más en Cala Turqueta. Esta vez atracaron el bote muy cerca
de la playa y pudimos lanzarnos al agua desde el segundo piso, no era tan alto
pero igual era emocionante lanzarse.
La cala Turqueta es
también alucinante. Algunos dicen que es la cala más bonita de la isla, yo la verdad
no me logro decidir.
También es una playa pequeña y también es de aguas muy
cristalinas y azules con fondo de arena blanca. Tiene como sus vecinas pinos
alrededor y está dividida en dos partes por unas piedras no muy altas. No quedé clara de si
el nombre de Turqueta viene del color turquesa del agua o si era una playa que
les gustaba a los piratas turcos. Pero en todo caso fue una delicia total.
Además como buenos venezolanos disfrutamos mucho el que tanto en esta como en
las demás playas de Menorca uno puede bañarse tranquilamente dejando las cosas
tiradas en la arena sin ningún estrés de que te las van a robar.
Luego nos bañamos rápidamente y salimos de nuevo. Decidimos cerrar el viaje
con un buen paseo en un sitio que nos quedaba pendiente.. y que gracias a mi
libro tenía full ganas de ir: El Puerto de Mahón.
El puerto de Mahón es el segundo puerto más grande de Europa, es un puerto
natural de casi 6 Km. y tiene una dirección "este oeste", tan es así
que la primera mitad de llama muelle de poniente y la segunda muelle de
levante. El agua es muy tranquila y parece un gran lago. Hay barcos de todos los
tipos y tamaños posibles, y es tan buen puerto que por él los ingleses
decidieron mudar la capital de la isla de Ciutadella a Mahón. Mahón está de un
lado y en la ribera opuesta hay mansiones y villas (entre ellas una de Richard
Branson) y también hay edificios antiguos de defensa militar, tanto de ingleses
como de españoles.
Caminamos desde la parada del bus y paseamos un poco por Mahón. Habían
también conciertos al aire libre y el clima estaba riquísimo. Pasamos por unos
columpios debajo de las escaleras del centro de la ciudad que llegan al puerto
y caminamos a lo largo del puerto por un buen rato.
Desde el muelle de poniente
vimos el atardecer y caminamos hasta el
muelle de levante en donde pensábamos cenar. Los barcos en su mayoría eran muy
lindos. Además de los típicos barcos de madera de Menorca los highlights fueron
un yate (2 J’s from London) y un gran velero gris, el velero más moderno que he
visto en mi vida.
Como no queríamos perdernos el último autobús de regreso, y decidimos que
teníamos que cenar “ya” para que nos diera tiempo de comer con calma. Después
de ver varias de las cartas de los restaurantes con vista al puerto y echarle
el ojo a varios sitios, tuvimos la gran fortuna de caer en un restaurant que se
llama “Es Fosquet d’en Rubén” (Moll de Levant 255 telf. 971-364-473)…. Fue sin
duda alguna la mejor comida del viaje. Desde las aceitunas que nos trajeron
para picar, todo estuvo delicioso. Pedimos unas croquetas de calabacín con
queso gorgonzola, una ensalada de aguacate con langostinos crujientes, un
centro de lomito con romero y trufas acompañado de papas fritas y un tiramisú.
La verdad no sé qué estaba más rico, todo fue sorpresivamente divino. Y el dueño
del sitio (un italiano que se crió en Uruguay) era a la vez muy simpático y
amable. El sitio era chiquitico, una
cueva en donde estaba la cocina y el bar, con una terraza en donde estaban las
mesas. Estuvo todo el tiempo lleno, y se notaba que muchos de los clientes eran
locales, pero habían también varios que parecían venir frecuentemente desde los
yates o veleros atracados en el puerto. Creo que como las raciones no eran muy
grandes, el sitio no era nada caro. Sin duda alguna quiero volver a comer aquí
si vuelvo a Menorca alguna vez, y al que venga se lo recomiendo totalmente.
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Y hasta aquí los cuentos de este lindo viaje!