sábado, 10 de agosto de 2013

Día 7 - (Martes 30/07/2013): Paseo en Bote & atardecer en Mahón

Hoy además de ser el cumple de mi ahijado, es el último día completo del viaje. El plan era hacer un paseo en barco (un plan que contratamos desde el primer día). Tuvimos que echarnos un madrugonazo, ya que a las 7:50am teníamos que estar desayunados y listos afuera del hotel.  Hicimos el trayecto una vez más a Ciutadella, que desde el autobús nos daba unas vistas más elevadas que las vistas de la moto. 
Una vez que llegamos y abordamos el barco -que salía del Puerto Viejo-esperamos casi una hora para que llegaran los demás pasajeros. El barco que se llamaba Jumbo era grande y tenía dos pisos, cabían como 150 personas. Por llegar tan temprano coronamos los primeros asientos de la parte de arriba, con vista hacia la costa. Salimos casi a las 10am y el paseo era hacia el sur hasta el faro D’Artrux. Al doblar hacia el este después del faro no nos pegaba el sol en la cara y el paseo se puso mucho más bonito.

Era increíble la cantidad de medusas que de veían en el agua. Sobre todo cuando pasábamos por las partes llanas se veían miles por todos lados. La verdad daba un poco de miedo bañarse en el mar después de ver la cantidad de medusitas que vimos.  


Desde el barco vimos dos cuevas grandes, en las que el capitán del barco muy hábilmente se metió hasta tan adentro que se podían tocar las paredes. Una era la cueva del tabaco, que es una cueva doble (en donde dicen que contrabandistas escondían licores y tabaco), y otra que ellos llamaban la cueva de los deseos (que supuestamente si tocas la pared de la cueva con la mano derecha se te cumpliría algún deseo). Yo a pesar de pensar que todo el cuento era para lucir las habilidades del capitán, toqué la pared y pedí mi deseo como todos los demás.


Hicimos dos paradas. La primera fue en la Cala Son Saura y dos dieron dos horas para pasear. La cala Son Saura es en realidad dos  playas grandes muy cerca la una de la otra,  y no se veían tan lindas. Pero si uno caminaba un rato llegaba a otra de las “joyas” de la isla que se llama la Cala es Talaier: una playita virgen bastante pequeña pero espectacular. 

Tiene las clásicas aguas turquesa y arena blanca, pero además es una playa muy poco profunda hasta bien adentro del mar. Yendo hacia Es Talaier nos detuvimos varias veces a ver el paisaje y las vistas y al final nos tardamos 45 minutos en llegar, en lugar de los 15 minutos que nos habían dicho. La playa era de película con bosquecitos de pinos a los dos lados. Y gracias a Dios no tenía a la vista ninguna medusa, así que nos bañamos felices por un buen rato.

Al volver al Jumbo nos dieron un almuercito: la paella más equis de la vida con un sangría. Estuvo bien a pesar de que nos tocó comer con un solazo encima. Como ya se estaba acabando el viaje, me atreví a tomar sol con gusto por primera vez este año.

El paseo en el barco siguió hacia el este hasta que llegamos hasta Cala Macarella y Cala Macarelleta. Allí dimos media vuelta y en el camino de regreso paramos por 2 horas más en Cala Turqueta. Esta vez atracaron el bote muy cerca de la playa y pudimos lanzarnos al agua desde el segundo piso, no era tan alto pero igual era emocionante lanzarse.



La cala Turqueta es también alucinante. Algunos dicen que es la cala más bonita de la isla, yo la verdad no me logro decidir. 

También es una playa pequeña y también es de aguas muy cristalinas y azules con fondo de arena blanca. Tiene como sus vecinas pinos alrededor y está dividida en dos partes por unas piedras no muy altas. No quedé clara de si el nombre de Turqueta viene del color turquesa del agua o si era una playa que les gustaba a los piratas turcos. Pero en todo caso fue una delicia total. Además como buenos venezolanos disfrutamos mucho el que tanto en esta como en las demás playas de Menorca uno puede bañarse tranquilamente dejando las cosas tiradas en la arena sin ningún estrés de que te las van a robar.

Aprovechamos de quedarnos en el mar hasta el último segundo, tanto así que el barquito casi nos deja… nos montamos y ya estaban casi yéndose. Como hoy no teníamos que manejar nos caímos a birras en el camino de regreso. Al llegar a Ciutadella volvimos a montarnos en el bus que nos dejó en el hotel. Yo dormí todo el camino de regreso.  Al llegar al resort eran como las 6 de la tarde, y decidimos que al menos una vez teníamos que aprovechar las instalaciones del hotel y nos dimos un corto pero rico baño en las piscinas.

Luego nos bañamos rápidamente y salimos de nuevo. Decidimos cerrar el viaje con un buen paseo en un sitio que nos quedaba pendiente.. y que gracias a mi libro tenía full ganas de ir: El Puerto de Mahón.

El puerto de Mahón es el segundo puerto más grande de Europa, es un puerto natural de casi 6 Km. y tiene una dirección "este oeste", tan es así que la primera mitad de llama muelle de poniente y la segunda muelle de levante. El agua es muy tranquila y  parece un gran lago. Hay barcos de todos los tipos y tamaños posibles, y es tan buen puerto que por él los ingleses decidieron mudar la capital de la isla de Ciutadella a Mahón. Mahón está de un lado y en la ribera opuesta hay mansiones y villas (entre ellas una de Richard Branson) y también hay edificios antiguos de defensa militar, tanto de ingleses como de españoles.
 
Caminamos desde la parada del bus y paseamos un poco por Mahón. Habían también conciertos al aire libre y el clima estaba riquísimo. Pasamos por unos columpios debajo de las escaleras del centro de la ciudad que llegan al puerto y caminamos a lo largo del puerto por un buen rato. 

Desde el muelle de poniente vimos el atardecer  y caminamos hasta el muelle de levante en donde pensábamos cenar. Los barcos en su mayoría eran muy lindos. Además de los típicos barcos de madera de Menorca los highlights fueron un yate (2 J’s from London) y un gran velero gris, el velero más moderno que he visto en mi vida.

 Como no queríamos perdernos el último autobús de regreso, y decidimos que teníamos que cenar “ya” para que nos diera tiempo de comer con calma. Después de ver varias de las cartas de los restaurantes con vista al puerto y echarle el ojo a varios sitios, tuvimos la gran fortuna de caer en un restaurant que se llama “Es Fosquet d’en Rubén” (Moll de Levant 255 telf. 971-364-473)…. Fue sin duda alguna la mejor comida del viaje. Desde las aceitunas que nos trajeron para picar, todo estuvo delicioso. Pedimos unas croquetas de calabacín con queso gorgonzola, una ensalada de aguacate con langostinos crujientes, un centro de lomito con romero y trufas acompañado de papas fritas y un tiramisú. La verdad no sé qué estaba más rico, todo fue sorpresivamente divino. Y el dueño del sitio (un italiano que se crió en Uruguay) era a la vez muy simpático y amable.  El sitio era chiquitico, una cueva en donde estaba la cocina y el bar, con una terraza en donde estaban las mesas. Estuvo todo el tiempo lleno, y se notaba que muchos de los clientes eran locales, pero habían también varios que parecían venir frecuentemente desde los yates o veleros atracados en el puerto. Creo que como las raciones no eran muy grandes, el sitio no era nada caro. Sin duda alguna quiero volver a comer aquí si vuelvo a Menorca alguna vez, y al que venga se lo recomiendo totalmente.
Volvimos a tiempo para agarrar el bus y en la espera jugamos un ratico de candy crush saga... Un poco tristes de que ya se nos acabó el viaje, sólo nos queda una noche y mañana en la mañana partimos para Madrid. Lo único que nos queda pendiente, como buenos amantes del Gin Tonic que somos, es comprarnos una botellita de la ginebra Xoriguer, la típica de aquí.

Y hasta aquí los cuentos de este lindo viaje!


Día 6 - (Lunes 29/07/2013): Costa Nor-Este de la Isla

  
El tema de tener la moto alquilada y tener ganas de recorrer tantos lugares nos dejó exhaustos. Decidimos dormir toda la mañana y saltarnos el desayuno (y desayunarnos el almuerzo). Fue una maravilla dormir más y des-esclavizarnos de los horarios de las comidas. 


El plan de hoy, que es el último día que tenemos las moto es conocer el norte, que en general es más salvaje y árido que el sur. Agarramos un nuevo camino (para no repetir una vez más la misma ruta vía Es Mercadal) y el paseo en fue bien sabroso. 
Un camino menos transitado y despoblado pero a la vez mucho más bonito. Volvimos a poner gasolina en una bomba en la mitad de la nada y nuestra primera parada fue el Faro de Cap  de Cavallería.



Cap de Cavallería es el punto más al norte de la isla, y dicen que el Faro, que es el más antiguo de la isla, fue una bendición porque antes (pre 1800) habían demasiados naufragios en esta zona. El Faro está en el tope de un acantilado, en una península estrechita. Las vistas de los acantilados eran increíbles y como nosotros nos sufrimos de vértigo los dos nos asomamos agachaditos hacía el vacío (de allí al mar habían como 100m). Las paredes estaban llenas de rutas de escalada. Nos encantó ese paseo, las vistas eran alucinantes.







Saliendo de allí paramos en una de las pocas playas de Menorca que permite hacer campings. Tenía un aura hippie y además tenía unos chivos tomando sombra en un lado de la playa.

 

Volvimos a la moto, hacia nuestra siguiente parada: Cala Pregonda. Otra de las playas vírgenes más importantes de la isla. Para llegar allí era necesario llegar a la Cala de Binimel-la y estacionarse allí, y luego caminar unos 20 min, a través del Camino de Cavalls, pasando por otra playita que estaba llena de torrecitas de piedras que hacen las personas que pasan por allí.

Cala Pregonda es una playa grande y en algunas partes tiene demasiadas piedritas para mí gusto. Es una playa roja y tranquila, sin olas y con islitas enfrente.

 Había un gran grupo de jóvenes (alrededor de 16 años) que llegaron allí en bici y parecían tener todas las intenciones del mundo de dormir allí bajo las estrellas.  La playa era muy linda, y el agua estaba rica, pero Fran no se sentía muy bien y decidió no bañarse así que por primera vez en el viaje estuvimos casi todo el tiempo en la arena y aprovechamos de comernos un picnic que nos prepararon para llevar en el hotel: pancitos con queso, tomate y jamón. Estuvo bien rico el picnic. 

Terminando de comer una  pareja que estaba al lado de nosotros nos regaló su sombrilla muy amablemente… tan amablemente que no pudimos decirles que no a pesar de que ni la queríamos ni la necesitábamos (¿Cómo íbamos a cargar una sombrilla en la moto?)… En fin, terminamos regalándola nosotros a su vez a una familia de madrileños que nos dijo que apenas estaba empezando sus vacaciones.







 
Saliendo de allí el sol estaba poniéndose detrás de nosotros, iluminaba el camino con esos rayos del atardecer que embellecen todo. El mismo paseo que hicimos a la ida a plenos sol, se veía mil veces más lindo ahora al atardecer. Fran quería ver al sol antes de que se fuera por completo y tuvimos la suerte de llegar a Fornells justo a tiempo. El sol se ponía detrás del cabo de Cap de Cavallería. Lo vimos desde un mirador y después desde la Torre de Fornells, una torre militar antigua.



Fornells se supone que es un pueblo de pescadores, pero a mí me parece que es más bien un pueblo de veraneo. Las casitas son aquí también todas blancas, pero muy diferentes de los demás pueblos: son como edificios de dos plantas todos pegados unos de otros, la mayoría bordeando una gran bahía que usan como puerto. En el malecón hay innumerables restaurantes y dicen que aquí hacen el plato más típico de Menorca: la famosa caldereta de langosta (que se salía un poco de nuestro presupuesto: pp aprox. 80 Eu).  De toda Menorca éste era el sitio al que hemos ido que ha estado más full. Por primera vez se notaba que estábamos en temporada alta: Todos los lugares para comer o sentarse estaban más que full. Como era ya tarde decidimos meternos en cualquier sitio que pudiéramos, y cenamos en una pizzería bien normalita. Se llamaba Sa Proa. La pizza fue normal, pero Fornells muy bonito, y lo mejor era que esos días eran las fiestas de ese pueblo y había también música en vivo y fuegos artificiales.

La Tramontana son los famosos vientos fríos del norte del mediterráneo. Y habíamos oídos que estos días eran días de tramontana. Cuando estábamos en el camino de regreso hacia el hotel en la moto tuvimos que parar y ponernos toda la ropa que teníamos encima porque nos estábamos congelando -a pesar de estar pegados como unas garrapatas-. Paramos en un sitio dónde no había ni media luz y vimos el cielo más estrellado y precioso que yo había visto en años, con Escorpio y las dos osas brillando intensamente.


Al llegar a Punta Prima era hora de devolver la moto porque se nos acabaron los 3 días de alquiler. Después de recorrer casi 500 Km. la disfrutamos tanto que nos dio mucho dolor tener que dejarla.  Luego,  al llegar al hotel me tuve que bañar en agua hirviendo por un rato hasta que se me quitó el congelamiento. 

Día 5 - (Domingo 28/07/2013): Centro y Sur de la Isla - El mejor día del viaje

Salimos en la motico a conocer los alrededores del pueblito dónde estábamos (Punta Prima). Fuimos bordeando la costa sur-este de Menorca, pasando por Benibecquer y pasamos por muchas casas de verano,  casi todas ellas todas blancas (incluso con las tejas pintadas de blanco), algunas mansiones gigantes y algunos town-houses pequeños, en general todas muy lindas. Intermitentemente veíamos mini calas, con gente bañándose y con barquitos alrededor. Todo estaba urbanizado como lugar veraniego. Cuando se acabó el paseo costero y nos adentramos en la isla, salimos de la parte turística y entramos en la parte rural, campos y sembradíos, olor a fertilizante y a ganado.  Todo bordeado de los muros secos típicos de aquí. Fue un paseo bien rico.

Ya habíamos recorrido (en ese día y medio de moto) más de 200Km, así que nos tocó volver a poner gasolina. Paramos en Alaior, uno de los pueblos grandes del centro de la isla y además nos pedimos un refresquito para quitarnos el calor. Seguimos por la autopista hasta Es Mercadal (un pueblo en el mero centro de la isla), que es el punto de partida para subir al Monte Toro: un monte que es el punto más alto de Menorca. La subida era bastante empinada y a la motico le costó bastante subir pero no tuvimos problema. Arriba hay una iglesia cuyo  adorno principal es una virgencita con un toro a sus pies (que según la leyenda le dio el nombre al Monte Toro: dicen que un toro se encontró una virgen que los cristianos habían escondido en la ocupación árabe)… lo cómico es que “Al Tor” en árabe significa monte, y se cree que de allí fue que vino el nombre, y que la historia del toro y la virgen es simplemente un cuento pintoresco. Otro detalle lindo de la iglesia es que las canales de agua las hacen con tejas para que el agua baje, y se ve muy lindo. Quizás se aprecia lo que digo en la foto.

 Además de la iglesita también hay un mirador desde donde supuestamente se ve toda Menorca e incluso parte de Mayorca… lastimosamente el día estaba como impregnado de una niebla que nos quitó casi toda la visibilidad. Lo único realmente apreciable era el norte: Fornells y Cap de Cavallería, a donde planeamos ir mañana).

Ayer pasamos mucha hambre por no almorzar apropiadamente, así que hoy decidimos que no nos pasara lo mismo y nos fuimos directo a Ciutadella a comer. Fuimos al puerto viejo buscando un restaurant recomendado que se llama Café Balear, pero que por ser almuerzo estaba cerrado, así que nos metimos en otro sitio (también  en el puerto) que se veía lindo y fresco, se llamaba S’Amarador: Un sitio famoso que cerró por muchos años pero que acaba de volver a abrir. 



Yo me pedí una exquisitez: un gran calamar relleno -relleno también de calamar- gratinado en una salsa cremosa de almendras y una cama de papas. Fran se pidió un menú del día que traía carpaccio de pez emperador, entrecote y una tarta de almendras. Todo estuvo rico, pero lo mejor fue lo que yo pedí.


Luego decidimos pasear por Ciutadella, pero rápidamente nos terminamos de percatar que las ciudades de la isla están completamente muertas y desiertas durante el día y con todo cerrado no valen mucho la pena, así que nos arrancamos a la playa. Ciutadella es el punto de partida de muchas de las calas vírgenes más lindas de Menorca. 

Entre ellas escogimos a la más insigne de la isla: la portada de la guía y la protagonista de las postales menorquinas, la famosa Cala Macarella.

Nos tardamos como 30 minutos en llegar (entre la moto y la corta caminata).  Y al llegar tengo que admitir que quedé un poco decepcionada, porque el mar estaba como sucio, igual que la playa que habíamos ido cerca del hotel, lleno de algas y con un poco de basura. 



Como no nos gustó decidimos seguir de largo y nos metimos en el camino (a pie) que lleva a la Cala Macarelleta (la hermanita escondida de Macarella) a ver si nos gustaba más, y la verdad valió 100% la pena.  


Es un espectáculo, el mar se mete entre acantilados con pinos y se ve de color morado y turquesa; la arena es clara y la vista está además adornada con veleros. Esta playa además de haber sido la primera playa nudista de Menorca, es famosa porque aquí hicieron un spot publicitario de la cerveza Estrella Damm  en el 2010 (las propagandas de verano de esa cerveza aquí en España son súper buenas y famosas, creo que vale la pena verla, aquí está el link: Anuncio Estrella Damm 2010 - Menorca San Juan)

 

Pero volviendo a Macarelleta, fue espectacular!. La playa bella y deliciosa. Vale muchísimo la pena. Nos quedamos allí metidos en el agua hasta después de que se fue el sol y emprendidos el paseo de regreso. Nos fuimos directo al hotel, para arreglarnos un poco para salir a cenar.  Fuimos a Benibequer a unos restaurancitos que nos había picado el ojo en el paseo que hicimos en la mañana. 

Escogimos uno en una terraza, muy lindo. Yo me pedí un tataki de atún con vegetales de temporada y Fran una pasta arrabiatta que estaba picante pero rica. 

Pero lo mejor fue que de regreso al hotel paramos en un bar tipo lounge que se llama Sa Cova: Tenía una música muy chévere y estaba decorado todo al aire libre tal cual a nuestro gusto. Como ya estábamos cerquita del hotel decidimos tomarnos unos traguitos más serios: yo un Singapore Sling y Fran un Long Island Iced Tea. Los tragos estuvieron regulares pero el sitio era tan agradable que ni nos importó.  A pesar de que lloviznó un poco, al salir de ahí la noche estaba bella, y nos paramos en unas piedras a ver la luna que estaba muy linda. Fue un día perfecto sin duda.